ABC Toledo- La interpretación de Mar Galera me recordó a Carmen Machi llenando la escena con su presencia

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ANTONIO ILLÁN ILLÁN

Pareja abierta: una sátira sobre el matrimonio «progre»

Título: Pareja abierta. Autor: Dario Fo y Franca Rame. Versión: Carla Matteini. Dirección: Alberto Alfaro. Intérpretes: Alejandro Valenciano y Mar Galera. Iluminación y sonido: Raúl Sáez José Pablo Fajardo. Producción: Alberto Alfaro. Escenario: Teatro de Rojas (Toledo).

El texto de Dario Fo y Franca Rame, Pareja abierta, estrenado e interpretado por los mismos autores en 1983, no envejece por más que entre el ayer y el hoy hayan pasado treinta y cinco años. Hay actitudes, como la impostura en la pareja, que no han evolucionado a mejor y, por tanto, son un terreno abonado para la crítica de la doble moral y las diferentes maneras de ver las cosas en función de quien las plantea en el contexto del matrimonio. No es solo una cuestión de sexo, que también, sino de otros valores más profundos, como la libertad individual o el respeto a la autonomía del otro, y contravalores, como el del engaño, la hipocresía o el chantaje emocional. No hablemos de machismo o feminismo. Los personajes del hombre y la mujer están, en el fondo más que en la forma, equilibrados en la crítica o en la sátira, tanto en lo positivo como en lo negativo, lo que provoca que cada espectador se identifique con lo que más le conviene.

Queda muy bien eso de ir de “progre” por la vida, que es lo que viene a sintetizar ideológicamente el título de la obra: Pareja abierta. En esa progresía inicial parece que, de la apertura y la liberalidad, solo disfruta el hombre, que va de moderno al querer abrir su relación de pareja a experiencias nuevas que acaben con la vida rutinaria. Ahí hay un buen retrato del machismo dominante. A medida que avanza la acción nos vamos a ir encontrando con el caso del alguacil alguacilado, y será la mujer la que dé la vuelta a la tortilla, cuando esta, en actitud también liberal y progre, encuentra y liga a un físico nuclear rockero, algo que al marido ya no le parece tan bien. El final, con una tragedia no esperada, ya casi no importa. Es evidente que se ridiculiza más al marido, que ya era un poco golfo e infiel antes de proponer lo de la pareja abierta, y que la mujer tiene que aguantar lo que no está en los escritos, hasta que, puestos a ser liberales y abiertos, ella, más lista, decide que todos lo somos y hace tragar al marido tontorrón un buen frasco de su propia medicina.

Lo importante en Pareja abierta va más allá de la crítica; su fuerza reside en el juego comunicativo, el enfrentamiento dialéctico, el conjunto de situaciones bien hiladas con la fina ironía de de Fo y Rame, que muchas veces se resuelven en sarcasmo (no hay nada más ridículo que un hombre en calzoncillos y calcetines y sin saber qué hacer). Pero estas situaciones, aunque exageradas a veces, no dejan de retratar los vicios de una sociedad de moral contradictoria y volátiles principios.

Evidentemente, los autores se valen de su capacidad histriónica, de su concepción casi surrealista del teatro para llevar la acción a lo absurdo, de su inteligencia para el enredo con ese entretejer sibilino de verdades y mentiras, que hace que lo que pasa en escena resulte tan falsamente cierto como increíblemente falso.

La propuesta dramática de Alfaro, en una escenografía, que hemos dado en llamar funcional por no decir que es absolutamente pobre, compuesta por dos sillas y algún foco con luces de colores, es digna y respetuosa con la forma y la esencia del texto original, muy bien traducido por Carla Matteini. El director, que declaró días atrás que en esta obra se había sentido “como un entrenador de fútbol que, sentado en el banquillo, a veces quiero ayudar a los actores pero no puedo”, quizá debiera haber entrado al campo y aupar un poco el papel masculino, que queda endeble y un tanto zangolotino, lábil diría yo, frente a la potencia de su contrincante femenino.

Alejandro Valenciano y Mar Galera dan vida a Pío y Antonia. Esta peculiar pareja, independientemente de los efectos dramatúrgicos, tiene el objetivo de desnudar su concepción de la vida y sus relaciones conyugales sobre el escenario. Y como lo importante es el texto, lo hacen bien porque lo dicen bien. La interpretación de Mar Galera me recordó a Carmen Machi llenando la escena con su presencia, es el mejor elogio que se me ocurre, si bien es posible que este personaje esté dotado de más matices y colores que favorecen el lucimiento. Alejandro Valenciano me da la impresión de que sobreactúa para acentuar lo más circunstancial del lenguaje teatral del personaje masculino, que, a mi entender, Dario Fo lo perfila con mucha más fuerza y reflexionada mala leche; aunque también puede ser que entre en el espíritu del autor italiano, que tendía, como es bien sabido hacia la comedia del arte. Lo que sí hicieron muy bien ambos es mantener un ritmo sin fisuras, incluso en aquellos momentos en que el texto parece decaer un poco.

La obra en sí, el ingenio de los autores y la interpretación mantienen al público con interés permanente y le provoca actitudes cambiantes, que van de la risa a la reflexión. El Teatro de Rojas, lleno, premió el trabajo con redoblados aplausos.

http://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/disfruta/abci-pareja-abierta-satira-sobre-matrimonio-progre-201704011010_noticia.html

Pareja Abierta


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